Recientemente, los inversores y el mercado han perdido interés en las criptomonedas y específicamente en Bitcoin. Hay razones para creer que durante los próximos 2 a 3 años, la moneda digital no se utilizará para el comercio, sino para el crowdfunding, el marcado de la propiedad intelectual, así como para los instrumentos basados en algunos valores materiales tradicionales.
Sin embargo, la principal aplicación de la tecnología no se trata de eso. Las viejas reglas de centralización no se adaptan al nuevo mundo: la concentración de recursos en un lugar es peligrosa. Puede conducir a la producción de estafas o malversación de fondos, subordina la idea a los requisitos de los reguladores. Es por esto que las tecnologías descentralizadas se están volviendo cada vez más populares, permitiendo que cada usuario participe plenamente en el desarrollo de la red si otros confían en él.
Ahora la descentralización es especialmente relevante: la pandemia de COVID-19 ha cambiado el mercado de las telecomunicaciones, lo que ha obligado a los operadores a posponer la transición a 5G. Además, durante los últimos dos o tres meses, se registró un aumento significativo en el tráfico debido al trabajo remoto masivo y una gran demanda de contenido “pesado”. Si la industria de las telecomunicaciones continúa centralizándose, será extremadamente difícil encontrar los recursos para expandir la capacidad de los canales de comunicación y asegurar el contacto entre consumidores y empresas durante la recesión global.
La transición a una red distribuida, donde todos pueden compartir una pequeña cantidad de capacidad conectando su dispositivo (computadora o teléfono inteligente), puede cambiar la situación. Si se produce la aportación de muchos miles de usuarios, la velocidad de comunicación ya no dependerá de los recursos y políticas de uno u otro operador.
La pandemia ha revelado otro uso de las redes descentralizadas: los científicos necesitan el poder de las supercomputadoras (para las cuales no hay suficiente inversión) para encontrar una vacuna, resolver los problemas causados por la crisis. Por lo tanto, para hacer frente a desafíos a gran escala, las comunidades científicas están invitando a voluntarios a compartir la capacidad digital. Algunas redes conectan a cientos de usuarios en un solo día, lo que ayuda a los investigadores a moverse más rápido.
Ya hay varios proyectos en el mercado a los que puede conectarse si lo desea. El proyecto Folding @ home de la Universidad de Stanford es el más masivo de la actualidad, con casi medio millón de personas que se unieron en solo unas pocas semanas. Si bien el propietario del dispositivo no lo usa (por la noche, por ejemplo), el dispositivo realiza una pequeña tarea fácil, simula el proceso, resuelve una ecuación o procesa una imagen y luego envía los resultados a los científicos. En mayo, el rendimiento de esta red distribuida superó la potencia de 500 supercomputadoras, produciendo 2,4 exaflops (es decir, mil millones de operaciones por segundo).
Entonces, ¿comprenden por qué el futuro es para la descentralización y para cada uno de nosotros?
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