Es difícil decir lo que es imposible, porque el sueño de ayer es la esperanza de hoy y la realidad de mañana. – Robert H. Goddard
Imagina un mundo sin dinero como lo conocemos.
No un mundo sin dinero, sino uno donde ese dinero significa algo diferente. Donde es una herramienta de democracia y liberación. Donde es manejado por comunidades, no gobiernos y bancos. Donde las monedas pueden crecer, evolucionar, declinar y eliminarse del sistema con nadie más pobre para él.
Si lo hacemos bien, eso es lo que puede traer la criptomoneda.
La última década ha sido objeto de un gran debate sobre el sistema financiero mundial. El desplome de 2008 demostró ser un punto que deberíamos haber aprendido mucho antes, que solo porque un sistema esté administrado por bancos y gobiernos no significa que vaya a funcionar bien. Las empresas dependían de banqueros y capitalistas de riesgo para impulsar su crecimiento. Esos financieros, completamente ajenos a la realidad de la vida cotidiana, tomaron decisiones que no tenían nada que ver con lo que la sociedad necesitaba. Ellos intercambiaron unidades financieras cada vez más complejas que no tenían un valor real, creando una red compleja que se derrumbó en la ruina.
Saltar adelante diez años hasta ahora. Mirando cómo los viejos agentes de poder han respondido a la catástrofe, podría pensar que nada ha cambiado. En muchas áreas, las empresas aún dependen de banqueros y capitalistas de riesgo. Las monedas y las economías están regidas por las viejas reglas, las que nos causaron tantos problemas en el pasado.
La gente espera un cambio, pero esa esperanza no se ha convertido en una realidad.
Avance otros diez años, quizás veinte, tal vez treinta, y podríamos ver algo muy diferente.
Lejos de la corriente principal, una transformación radical ha estado sucediendo. Las criptomonedas han permitido a las nuevas empresas buscar financiamiento no solo de las grandes finanzas sino también de la gente común. Los inversores no son solo hombres en trajes y rascacielos, son madres suburbanas, aspirantes a profesionales, trabajadores industriales desempleados que viven en parques de casas rodantes. Son todos y cada uno.
Las criptomonedas son el último acto de la globalización. No solo el flujo de bienes y recursos libremente en todo el mundo, sino la creación de monedas con verdadera libertad de movimiento. Monedas que son controladas no por naciones sino por comunidades internacionales de interés. Están creciendo en valor y popularidad. Pronto, podrían apoderarse del mundo financiero. En el proceso, lo transformarán.
Piensa en la forma en que funciona un ICO. Las personas se unen para poner dinero en un proyecto en el que creen. A cambio, reciben una moneda que crecerá en valor como lo hace el proyecto. Dinero que se basa en algo real. Algo en el que cualquiera, desde un trabajador de una tienda común hasta un capitalista de riesgo multimillonario, puede invertir.
Ahora piense en cómo será una economía basada en esto. Una amplia gama de monedas, girando alrededor del mundo como los remolinos de un océano. Cada uno fluye de una comunidad de personas involucradas en su producto. Personas que entienden cómo funciona. Las personas que se preocupan.
Esas personas se convierten en los custodios de la moneda. Abogan por ello, sabiendo el valor que hay detrás de él. Ellos corrieron la voz sobre la compañía. A medida que gastan la moneda, aumentan la conciencia de los demás y del valor que la respalda.
El producto, su compañía vinculada y la comunidad difunden su influencia juntos.
Cuando las personas hablan sobre la búsqueda de inteligencia artificial, piensan en vastos montones de procesadores. Pero esto es real, inteligencia artificial que abarca todo el mundo. Una mente construida de cientos, miles, millones de personas. El conocimiento de los productos y del valor se canaliza a través de las OIC, viendo las mejores monedas lanzadas y luego actuando a través de esas monedas para influir en el mundo que las rodea.
Estas no son monedas puestas a tierra en oro. Han sido creados para una era de transformación y, a diferencia de esas monedas antiguas, el cambio les conviene.
Se fundarán nuevas monedas para apoyar a las nuevas empresas en su ascenso. Gracias a la transparencia de blockchain, las personas podrán confiar en ellos, incluso si nunca los han visto antes. Pueden seguir el registro de vuelta a la compañía que emitió la moneda y a la comunidad que la rodea. Pueden ver la experiencia utilizada para crear esta moneda y decidir si vale la pena respaldar el ICO. Ellos sabrán si esto es algo de sustancia o no.
No todas las empresas durarán y tampoco todas las monedas. A medida que las empresas más grandes absorben a las nuevas empresas, sus monedas también serán absorbidas. Para garantizar la propiedad, los nuevos jefes comprarán la moneda antigua, al igual que en la actualidad compran acciones. Y como el valor de su propia moneda también se registrará en blockchain, tendrán que pagar un precio justo. Luego, callarán en silencio la moneda antigua, sus días de utilidad pasados, su valor absorbido.
Las monedas subirán y bajarán, pero el sistema a su alrededor permanecerá. Una de las comunidades se convierte en inteligencia colectiva. Una de las IA humanas creando sabiduría de colaboración colectiva.
En este mundo de las finanzas de blockchain, todo se mueve más rápido. Los pagos no tienen que pasar por los bancos, sino que llegan casi instantáneamente a las billeteras de los destinatarios. Se puede realizar un pago en todo el mundo sin incurrir en gastos de cambio de moneda.
Las cadenas de suministro y los procesos de negocios crecen más rápido, ya que los pagos están vinculados tecnológicamente a las transacciones. No es necesario enviar facturas o facturas. El contrato inteligente pagará la cuota.
Es un futuro en el que no solo las empresas sino la sociedad se transformarán. Si alguien puede invertir en un negocio, si alguien puede mirar el funcionamiento de la moneda, el poder se transfiere de la vieja elite. Los gobiernos, los banqueros y los capitalistas de riesgo todavía pueden tener su lugar en el sistema financiero. Incluso podrían convertirse en intermediarios, ayudando a otros a comprometerse con las OIC y las nuevas monedas. Pero sus días de dominación habrán terminado.
A medida que las monedas están vinculadas a las empresas y el valor que producen, a medida que las funciones antiguas de las acciones y las monedas se fusionan a través de la criptografía, a medida que blockchain trae transparencia a las transacciones, el mundo se transformará.
Tal vez sea solo un sueño. Pero el sueño de hoy puede convertirse en la realidad de mañana. Estos cambios ya han comenzado. En un mundo que espera un cambio, ¿pueden ser frenados ahora?
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