El gran gobierno y las grandes corporaciones tienen un extraño tipo de simbiosis. Las grandes corporaciones hacen donaciones de campaña y presionan por regulaciones que dificultan la vida de las pequeñas empresas.
En otras palabras, la creación de dinero basada en la deuda favorece la formación de mega corporaciones en constante crecimiento que alimentan a los políticos con mucho más efectivo que las empresas más pequeñas. La transferencia de riqueza del dinero “viejo” al dinero “nuevo” ayuda enormemente a este proceso al acelerar la centralización del dinero y el poder.
Úsalo o pierdelo
El economista Warren Mosler ilustró una vez la naturaleza de las monedas emitidas por el gobierno a una audiencia en una sala de conferencias. Sacó una tarjeta de presentación de su billetera y preguntó si alguien quería comprársela por $100. El público se rió.
Luego les pidió que supusieran que todas las salidas a la sala de conferencias estaban cerradas excepto una, y un hombre con una pistola de 9 mm estaba haciendo guardia en ella. El guardia solo los dejaría salir si tenían una de sus tarjetas de presentación. De repente $100 ya no sonaba tan ridículo.
Las monedas emitidas por el gobierno no tienen valor real por sí mismas. Su valor se deriva de la demanda, lo que da a los gobiernos un gran incentivo para obligar a la gente a usarlos.
Cuando las personas usan una moneda emitida por el gobierno, están poniendo su poder económico en esa moneda. Cuanto más poder económico se concentra en una moneda, más poder tienen las personas que controlan la moneda.
Esto significa que los gobiernos también tienen un incentivo para tratar de realizar la mayor cantidad de actividad posible utilizando su moneda. Si tareas como el cuidado de niños y ancianos son realizadas por empleados remunerados en lugar de familiares no remunerados, la moneda y el gobierno se vuelven más poderosos.
SilverToken: dinero real
La plata no necesita que la gente la use para ser valiosa. Es valioso por derecho propio. Durante miles de años, la gente ha valorado la plata por su belleza y sus aplicaciones industriales.
No hay necesidad de que los gobiernos obliguen a la gente a usar plata, y el uso de plata no le da a nadie cantidades increíbles de poder. La plata se puede extraer en todo el mundo y ningún gobierno controla el suministro de plata.
La dificultad de extraer plata evita que se degrade, convirtiéndola en un refugio estable y seguro contra gobiernos irresponsables e ineptos. Invertir en plata y usarla como dinero no es solo una forma de proteger su dinero. También es una forma de prevenir el abuso de poder y la extralimitación del gobierno.
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